viernes, 22 de febrero de 2019

Libertad de reunirse (1° Pedro 2:16)


En esta porción Pedro está haciendo referencia a como debe ser la vida del creyente en cuanto a la ética y a lo moral en su estilo de vida. Por eso hace referencia del buen uso que debe darle a los derechos que como ciudadanos tienen, mencionando que si tiene libertad (No siendo esclavos) procuren honrar a Dios con esa libertad, y no se refiere honrarlo con algo místico o litúrgico, sino más bien en el accionar, haciendo el bien con esa libertad, habla también de obedecer a los gobernantes, es en ese sentido que Pedro invita a tener una vida moralmente integra para que por medio de ese estilo de vida puedan enseñar las buenas nuevas a los demás.

Sin embargo la libertad que Pedro habla, no solamente puede interpretarse como la libertad en lo secular, sino también en la libertad que se tiene en Cristo, cuando somos libres tenemos la facilidad de poder convivir en paz con nuestro prójimo, la libertad que cristo otorga es trascendental ya que podemos convivir con niños, jóvenes y adultos. 

Los niños pueden experimentar esa gracia que Dios provee de poder reunirse con toda libertad y aprender desde su corta edad, las maravillas que Dios hace, sin embargo como Pedro decía, esa libertad debe usarse para honrar a Dios, y si nos referimos al hecho de que los niños pueden reunirse y honrar a Dios de una manera muy especial, ya que pueden reunirse con el propósito de aprender de los mandamientos de Dios, y ellos tienen un corazón sensible e inocente que muchas veces sin darse cuentan honran a Dios con el mismo privilegio que él les otorga de poder tener la libertad de convivir.

También es importante que los niños reconozcan que la libertad que ellos tienen deben utilizarla para hacer lo bueno, ya que de alguna manera ellos también son responsables de sus actos y el hecho que sean niños no justifica que pueden hacer lo malo, por muy mínima que sea la falta, pero ante Dios ningún pecador pasa por justo. Aunque parezca fatal la idea que los niños serán condenados por los pecados cometidos, no se debe descartar que Dios no hace acepción de personas, por tal razón sea niño, joven o adulto, deben honrar a Dios haciendo el bien.

Los adultos también juegan un papel muy importante en las acciones de los niños, ya que son los padres los responsables de instruir a los niños en el temor de Dios. Por lo tanto esto muestra que la familia siempre debe de contar con la dirección de Dios para que se pueda vivir una vida plena en total libertad honrando a Dios por medio del bien.

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