miércoles, 6 de marzo de 2019

Israel y sus quejas (Numeros 11: 1-6)


En el texto al cual hacemos referencia, podemos observar unas de muchas quejas que el pueblo de Israel demandaba a Dios. El cual podremos observar la reacción que Dios tiene ante una actitud desafiante del pueblo.
En primer lugar podemos apreciar que hay un lamento y una queja por el sufrimiento que padecían en el desierto, hasta cierto punto podemos validar esa actitud y con mucha certeza se puede aceptar, cuando las circunstancias son de sufrimientos. Pero lo inquietante es que Dios se molesta ante esta queja de su propio pueblo. La pregunta es: ¿Porque Dios se molesta? ¿Acaso no es verdad que sufrían en el desierto? Si nosotros analizamos los hechos históricos de
Israel desde que salió de Egipto, nos daremos cuenta que el hecho que ellos estuvieran sufriendo en el desierto era por su desobediencia y pecado, a Dios no le molesta que ellos se quejen, más bien lo que a Dios le molesta es que lo culpen a él por las circunstancias de sufrimiento, y eso es una actitud que en la actualidad nosotros podemos tener, de culpar a Dios por nuestros sufrimientos cuando muchas veces nuestro pecado es el que nos tiene en esas circunstancias.


En segundo lugar podemos apreciar otra queja y es con respecto a la alimentación, Israel es un claro ejemplo de la naturaleza del ser humano, ya que podemos observar ciertas características que todos poseemos, una de ellas es el inconformismo, la demanda en esta ocasión era porque no podían comer otra cosa más que el mana. El mana no era dañino, no producía enfermedades, sin embargo Israel lo rechazaba e inventaban excusas para que Dios les diera de comer carne. El problema no era el mana, el problema era que ellos recordaban los placeres y banquetes de Egipto, si bien es cierto eran esclavos, pero no
niegan que comían bien. Además ellos estaban en el desierto y en un desierto difícilmente se podrá encontrar variedad de alimentos. Y eso lleva a que ellos rechazan el alimento que Dios les daba. De la misma manera hoy en día los hijos de Dios muchas veces rechazan el alimento espiritual de Dios por el alimento de placeres y deseos del mundo, pero que al final traerá terribles consecuencia, porque con Dios no se debe de jugar.





En tercer lugar podemos observar la actitud del líder de los Israelita (Moisés). Moisés siempre tuvo un papel de intercesor por el pueblo pecador y desobediente. La ira de Dios no se derramaba  muchas veces  porque Moisés Intercedía, que importante es tener a alguien que interceda por nosotros. La buena noticia es que ahora, es Jesús quien intercede por los pecados de sus hijos. Jesús es el mediador entre Dios padre y nosotros. Por lo tanto él es nuestro abogado.

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