En el capítulo 18 de Mateo se relata el cuarto de los cinco
grandes discursos de Jesús en este evangelio, los discursos de Jesús siempre
iban orientados a dar instrucciones a una sociedad dividida en esa época. El discurso
comienza a raíz de una interrogante que los discípulos le hacen a Jesús ¿Quién era
el más grande en el Reino de los cielos? Sin embargo Jesús responde tomando en
cuenta el trasfondo social que contenía esa pregunta, ya que era una época de
desigualdad y de injusticia, donde había una división marcada en las distintas
esferas de la sociedad, esta desigualdad era producto de la corrupción, de la
pobreza, de las enfermedades y por supuesto por la misma religión, eran tan
grave la desigualdad que los niños no tenían derechos legales. Esto los hacia indefensos
y muy vulnerables ante una sociedad injusta y maltratadora de sus mismos compatriotas.
Los discípulos tenían claro que Jesús venia rompiendo
esquemas, el ministerio de Jesús era integral donde los más despreciados de la
sociedad, los más indefensos eran tomados en cuenta para las buenas nuevas que Jesús
venía anunciando, aun los mismos discípulos eran personas que venían de las
distintas esferas de la sociedad. Muestra de que el evangelio transforma las
sociedades es cuando en los evangelios se relatan que los recaudadores de
impuesto se sentaban a la mesa junto a un judío zelote.
Cosa que socialmente
eso era casi imposible porque ambos tipos de personas eran socialmente
enemigas.
Sin embargo toda esa percepción social es lo que le llevo a
los discípulos hacer esa pregunta, porque creían que en el reino de los cielos también
habría personas más importantes que otras.
Por esa razón Jesús se ve en la necesidad de ilustrarles una
excelente respuesta, utilizando una realidad de la época, como antes
mencionaba, los niños de la época de Jesús no tenían derechos legales, por lo
tanto todo lo que un niño recibía era como un regalo que no necesariamente era
merecido, por eso los niños aceptaban todo como un don, un regalo y lo
aceptaban con humildad, sencillez y agradecimiento. De la misma manera el reino
de los cielos debía ser aceptado como un don, un regalo inmerecido, con
sencillez, humildad y agradecimiento como un niño recibía todo lo que le daban
en esa época.
Esto además nos da un luz de esperanza ya que nos indica la
fuente de toda buena información que necesitemos, Jesús
siempre tendrá una respuesta oportuna y correcta, porque no dio una simple
respuesta a sus discípulo, sino más bien tomo en cuenta todo lo contemporáneo,
el trasfondo social ya que los discípulos le preguntaron por qué creían que en
el reino de los cielos también habrían distintas esferas sociales.
Eso muestra
que Dios siempre nos dirá la verdad, porque el escudriña hasta lo más mínimo
detalle, contrario a lo que el diablo hace, que trata de engañar brindando información
falsa que solo llevan al fracaso espiritual de los seres humanos. Hace tropezar
a los pequeños. Cabe mencionar que la palabra “Pequeño” no puede referirse únicamente
a los niños, sino que en aquella sociedad de desigualdad, pequeños eran todos
aquellos indefensos.
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