martes, 5 de febrero de 2019

El Tabernáculo


Éxodo recoge la historia de Moisés, la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud, el viaje desde Egipto al monte Sinaí, donde recibieron las tablas de la Ley de Dios, y sus instrucciones sobre cómo construir el tabernáculo.
El tabernáculo era una tienda o rustico templo sagrado destinado a servir de morada a Dios. Por ello Dios dio a los Israelita el diseño, o instrucciones exactas para su construcción y dotación.
El tabernáculo tenía varios nombres. Se llamaba por regla general "la tienda" o "el tabernáculo" por su cubierta exterior que lo asemejaba a una carpa. 

También se denominaba "el tabernáculo de reunión" porque allí Dios se reunía con su pueblo (Éxodo 29:42-44). Puesto que contenía el arca y las tablas de la ley, se llamaba "el tabernáculo del testimonio" (38:21). Testificaba de la santidad de Dios y la pecaminosidad del hombre. Se llamaba además "el santuario" (25:8) porque era una morada santa para Jehová


Una Teofanía en el Tabernáculo.

Teofanía es un término teológico del griego “Theos = dios” y “faino = manifestación u aparición”, es una Manifestación visible y corpore de una deidad mediante fenómenos naturales.

El tema de la teofanía aparece en el libro del Éxodo desde el pasaje de la zarza ardiente (cap. 3), pasando por la teofanía en el monte Sinaí (19,16-24), hasta el de la nube que se posa sobre la Tienda del Encuentro (Éxodo 40: 34-35). 

La manifestación de Dios se da en las más variadas formas e imágenes: fenómenos como el fuego, la tormenta, el temblor o la nube en el tabernáculo, y a través de mediaciones como el ángel de Yahvé. La primera escena de manifestación divina en el libro de Éxodo por medio de una teofanía es el episodio de la zarza ardiente. Éxodo relata, que de forma periódica una nube posaba sobre el Tabernáculo de Reunión, era Dios que se manifestaba por medio de esa nube, el cual, a ese fenómeno es el que se le denomina Teofanía. 

La presencia de Dios en el Tabernáculo, no se puede aceptar en sentido literal, por la razón que, es imposible que su presencia se limite a un lugar (Hech. 7:48-49), pues "el Altísimo no habita en templos hechos de manos", El, sí se manifiesta en manera especial en su templo. El tabernáculo servía para recordar al pueblo de que poseía la dicha incomparable de tener a Jehová en medio de Israel. En aquella carpa moraba Dios como rey de su pueblo y recibía el homenaje de su culto.
Deseaba peregrinar con la nación hebrea en el desierto, guiarla en sus caminos, defenderla de sus enemigos y conducirla al descanso de una vida sedentaria en Canaán. Así Jehová se diferenciaba de los dioses paganos de la época, por habitar con su pueblo (29:45) y manifestar su presencia en el tabernáculo.

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