Éxodo recoge la historia de Moisés, la liberación del pueblo
de Israel de la esclavitud, el viaje desde Egipto al monte Sinaí, donde
recibieron las tablas de la Ley de Dios, y sus instrucciones sobre cómo
construir el tabernáculo.
El tabernáculo era una tienda o rustico templo sagrado
destinado a servir de morada a Dios. Por ello Dios dio a los Israelita el
diseño, o instrucciones exactas para su construcción y dotación.
El tabernáculo tenía varios nombres. Se llamaba por regla
general "la tienda" o "el tabernáculo" por su cubierta
exterior que lo asemejaba a una carpa.
También se denominaba "el
tabernáculo de reunión" porque allí Dios se reunía con su pueblo (Éxodo
29:42-44). Puesto que contenía el arca y las tablas de la ley, se llamaba
"el tabernáculo del testimonio" (38:21). Testificaba de la santidad
de Dios y la pecaminosidad del hombre. Se llamaba además "el
santuario" (25:8) porque era una morada santa para Jehová
Una Teofanía en el Tabernáculo.
Teofanía es un término teológico del griego “Theos = dios” y
“faino = manifestación u aparición”, es una Manifestación visible y corpore de
una deidad mediante fenómenos naturales.
El tema de la teofanía aparece en el libro del Éxodo desde
el pasaje de la zarza ardiente (cap. 3), pasando por la teofanía en el monte
Sinaí (19,16-24), hasta el de la nube que se posa sobre la Tienda del Encuentro
(Éxodo 40: 34-35).
La manifestación de Dios se da en las más variadas formas e
imágenes: fenómenos como el fuego, la tormenta, el temblor o la nube en el
tabernáculo, y a través de mediaciones como el ángel de Yahvé. La primera
escena de manifestación divina en el libro de Éxodo por medio de una teofanía
es el episodio de la zarza ardiente. Éxodo relata, que de forma periódica una nube
posaba sobre el Tabernáculo de Reunión, era Dios que se manifestaba por medio
de esa nube, el cual, a ese fenómeno es el que se le denomina Teofanía.
La presencia de Dios en el Tabernáculo, no se puede aceptar
en sentido literal, por la razón que, es imposible que su presencia se limite a
un lugar (Hech. 7:48-49), pues "el Altísimo no habita en templos hechos de
manos", El, sí se manifiesta en manera especial en su templo. El
tabernáculo servía para recordar al pueblo de que poseía la dicha incomparable
de tener a Jehová en medio de Israel. En aquella carpa moraba Dios como rey de
su pueblo y recibía el homenaje de su culto.
Deseaba peregrinar con la nación
hebrea en el desierto, guiarla en sus caminos, defenderla de sus enemigos y
conducirla al descanso de una vida sedentaria en Canaán. Así Jehová se
diferenciaba de los dioses paganos de la época, por habitar con su pueblo
(29:45) y manifestar su presencia en el tabernáculo.
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