lunes, 8 de octubre de 2018

Clavos del Mal Carácter

Así como las moscas muertas apestan todo un frasco de perfume, una pizca de necedad arruina gran sabiduría y honor. Ecleciastés 10:1 NTV


Esta es la historia de un joven que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. Pronto la puerta se llenaba de clavos. Pero, a medida que aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que podía controlar su genio, pues el clavar le hacia pensar sobre su mala actitud.
Llegó el día en que pudo controlar su carácter y ya no tenía razón de clavar. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Era ciertamente un gran logro, pero su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero la herida permanece y el mal se propaga. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. Ahora hace falta trabajar mucho mas para que la puerta quede como nueva. Hay que reparar cada agujero y muy difícilmente lograrás que quede como nueva.


No es suficiente dejar de pecar. Hay que reparar. Todo se sana con la gracia de Dios, pero requiere mucho sacrificio y reparación. Las heridas que deja el pecado requieren como remedio la cruz.

jueves, 27 de septiembre de 2018

El descanso que deseamos


Mateo 11: 28-29 TLA

Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo les haré descansar. Obedezcan mis mandamientos y aprendan de mí, pues yo soy paciente y humilde de verdad. Conmigo podrán descansar.



El propósito de Jesús era dignificar a las personas, salvarlas, restaurarlas y darles esperanza. El texto que hemos citado, es la continuidad de una oración que el hizo a su padre donde daba gracias  por haber revelado el evangelio a aquellos que eran como niños. Niños en el sentido que eran vulnerables y frágiles ante un mundo lleno de pecado, opresión, odio, injusticia, violencia, pobreza, corrupción, egoísmo etc.
Sin embargo podemos notar que ante este panorama Jesús hace una invitación a que se acerquen a él, y les ofrece un descanso.
Vivimos en un mundo que las características, son similares a las de la época de Jesús y él nos hace el mismo llamado a nosotros.

¿Que nos angustia y que nos preocupa? 
Dos elementos importantes, en el versículo citado es que Jesús llama a los angustiados y preocupados. En el contexto actual, las preocupaciones y la angustia llegan a nuestra vida, por diversas circunstancias.

No sé qué problemas puedes tener, pero estoy seguro que has llegado al borde de la desesperación y la angustia. Te cansaste de luchar y no vistes la victoria, el mundo parece que está en tu contra, no hayas salida, te ahogas en los problemas, lagrimas brotan desde tu corazón. La preocupación es tu acompañante, sonríes ante los demás pero por dentro tienes el corazón roto, la tristeza te invade. Buscas refugio en las personas pero aun sientes temor de ellas por qué te han fallado, aun aquellos que te aman no han sabido amarte, sientes que nadie te comprende, todos buscan sacar de ti la última gota de fuerzas que te queda. Lloras cuando estas a sola, porque la vida no es fácil, sufrimos por causa del engaño, del egoísmo y por todo aquella preocupación que no te permite ser feliz sino que te cansas cada día más y más.

Pero Jesús trae esperanza. Él nos ofrece descanso. 
Cuando  él toma el control de nuestras vidas. Nos llena de amor, gozo paz, nos da consuelo, seca nuestras lágrimas, nos da instrucciones como salir adelante, nos ama, nos bendice, nos protege, nos habla, y sobre todas las cosas, nos perdona de nuestros pecados. Es ahí donde encontramos el descanso para nuestras vidas. 
Tal vez los problemas sigan presente, pero Jesús es quien pelea nuestras batallas. Solamente pide que obedezcamos sus mandatos y aprendamos de él que es manso y humilde y encontraremos el descanso que deseamos.

Anímate, busca a Jesús y él te brindara el perdón y te ara descansar en sus brazos de amor. Y si ya estas siguiendo los pasos de Jesús y aun así te sientes cansada/o, pues solo acércate más a Jesús en oración. Tal vez solo debes aprender a depender absolutamente de él o tal vez este moldeando tu vida. Que Dios te bendiga!